miércoles, 7 de noviembre de 2012

Un beso en visperas




Bajo la mirada de incontables estrellas.
Tintineantes en los oscuros cielos.
Eternas voceras de los marineros.
Infraganti me agarro a mis espaldas.
En víspera de navidad y en las envestiduras de un árbol.
Fue un beso cálido como el chocolate.
Que tomando como preámbulo a las estrellas.
Se posó deliberadamente en mis labios.
Beso asesino furtivo del aliento.
Beso asesino furtivo de la respiración.
Que no le queda más al corazón que rendirse.
Que no le queda más que dar gracias y pedir disculpas.
Escapando por las sombras de la noche.
Pidiéndole a la razón que se rinda.
Deponga sus armas y alce las copas.
Corazón que no le queda más remedio que morir en un aliento.
Morir en un latido.
En un solo beso de vísperas me robas todo.
Tan incauto yo, que los ángeles no perdonan.
No hay protección para este indigente esta noche.
Cierro mis ojos y ante este árbol que es ciego testigo.
Mudo y sordo testigo.
De la magia, el encantamiento, el sonido y el olor.
Me rindo ante este beso amor.
No porque es el mejor.
Si no por único.
Único como las huellas de tus suaves mano.
Único como la hullas que dejas en mis labios.
No envidio la eternidad de la nada.
A tu lado dulce diciembre no envidio nada.

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